Transformación y progreso en medio de la adversidad

El COVID-19 es un virus infeccioso cuyos síntomas varían ampliamente (OMS). Esta enfermedad posee una capacidad de propagación rápida, por lo que su paso por el mundo ha dejado una alta cifra de casos positivos y muertes. Si bien se sigue estudiando cómo influye en las personas individualmente, cabe resaltar y hacer énfasis en las demás áreas que se ven afectadas por la presencia de este enemigo invisible.  Así como los ciudadanos han debido adaptarse a una nueva normalidad que supone retos de cuidado personal y colectivo nunca antes vistos, es evidente que las instituciones educativas y empresariales han tenido que cambiar su esencia básica para poder cumplir sus objetivos. Aunque dicho reto se ha enfrentado con dificultad, esta situación no deja de ser la oportunidad perfecta para evolucionar hacia una realidad que hace años acechaba al mundo y parecía inevitable.

Como bien es sabido, el COVID-19 ha obligado al mundo a reinventarse en todos los ámbitos posibles. Debido a los cambios y medidas tomadas ante la emergencia sanitaria, se han suspendido los cursos en los niveles educativos en su totalidad. Según datos de la ONU, aproximadamente 1.370 millones de estudiantes han visto interrumpidas sus clases presenciales, surgiendo así la necesidad de crear un nuevo escenario para mantener la continuidad del aprendizaje. El personal educativo en conjunto ha sido un componente esencial para responder a la serie de necesidades emergentes de la crisis, pues han tenido que planificar procesos educativos de principio a fin y han debido reajustar sus respectivos calendarios académicos.

Forbes Colombia indica que; “Los profesores escogieron sistemas de gestión de clases, aprendieron a desarrollar objetos virtuales de aprendizaje y se familiarizaron con herramientas tanto sincrónicas como asincrónicas para impartir sus programas”.  Esto apunta inequívocamente a que la labor docente ha sido exigida en un nivel sin precedente alguno. En todo caso, este ejercicio pedagógico que busca el establecimiento y aplicación de diversas estrategias para instaurar la presencialidad remota, descubre al personal educativo con una mínima formación respecto a las herramientas tecnológicas. A su vez, la contingencia y las nuevas modalidades de enseñanza, le exigen a estudiantes y docentes trabajar con recursos que mucho antes de la emergencia eran insuficientes para los inmensos retos que se debían enfrentar diariamente.

Al mismo tiempo, el sector corporativo se ha visto perjudicado por la situación de emergencia generada por este virus. Además de ser una amenaza para la salud pública y la sociedad en general, como se ha mencionado anteriormente, pone en peligro la economía de la industria. La Comisión Económica para América Latina CEPAL explica en su informe que; “La crisis golpea una estructura productiva y empresarial con debilidades acumuladas por décadas”. De esta manera, se hace evidente la brecha que se abre entre los modelos de negocios tradicionales y aquellos que antes de la emergencia sanitaria decidieron basar sus esquemas en conceptos más innovadores y con enfoque en el crecimiento digital.

Es así como algunas empresas se vieron en la obligación de cerrar sus establecimientos y operaciones, ya que no contaban con recursos suficientes ni equipamiento tecnológico para mantener activo su funcionamiento laboral. Mientras que gran parte de las organizaciones que pudieron optar por la modalidad de teletrabajo, encontraron en ella una puerta abierta para darle la bienvenida al cambio y al progreso. Aquellas compañías que han logrado establecer y aplicar diversas estrategias y herramientas tecnológicas, incluso han crecido durante el tiempo de la pandemia debido a la ventaja competitiva única. Por tanto, es fundamental que empleadores y empleados comprendan que se encuentran ante una nueva modalidad que, si bien representa grandes dificultades, brinda un territorio completamente nuevo para explorar, aprender y adaptarse en aras de crecer y en últimas, progresar.

En base a lo expuesto, no cabe duda acerca de la manera en que se han afectado el sector laboral y educativo, que vale expresar, es el enfoque de la presente reflexión. Sin embargo, ha de entenderse también que estos dos ejemplos son nada menos que una muestra representativa de la sociedad en general. Después de todo, representa una tarea muy ardua el abordar todos los cambios que trajo el COVID-19. El conjunto social se vio obligado a adoptar una serie de medidas de precaución que antes de la pandemia no eran comunes en la sociedad; prácticas tales como mantener el distanciamiento físico, llevar mascarilla, lavarse las manos frecuentemente, entre otras.

Asimismo, al cambiar la lógica y los métodos de trabajo, la pandemia permitió realizar una mejora a las herramientas virtuales, como plataformas y aplicaciones que mantienen la comunicación a través de videoconferencias, llamadas, entre otras. Luis Pastor, socio director de Consultoría Tecnológica e Innovación de Grant Thornton, afirma que “en tiempos tan volátiles y con un alto grado de incertidumbre, el uso de las tecnologías más punteras es un recurso clave y un factor distintivo fundamental para los negocios, porque permite aprovechar la información para ayudar a los más afectados y prevenir mayores consecuencias”. Lo cual indica que es tan profundo el cambio que la interacción misma se ha transformado de la mano de la tecnología. Tal como las empresas y las instituciones educativas deben hallar su camino hacia la realización efectiva de sus tareas, así mismo han de hacerlo las personas para continuar siendo activos valiosos de la sociedad, de sus familias, y de sí mismos.

En conclusión; se puede asumir que la tecnología y la digitalización de las herramientas que hacen el funcionamiento básico social posible, como el trabajo y la educación, tendrán siempre un papel protagónico. Las plataformas virtuales que permiten realizar el teletrabajo y las clases a distancia son la prueba viva de esto. Adicionalmente, las múltiples transformaciones a los que diversos sectores de la sociedad han sido sometidos; deben servir como ejemplo y norma para cualquier proceso social. Si bien en esta reflexión se aborda la problemática desde la perspectiva de lo laboral y lo educativo, se entiende que el espectro de afectación es inmensamente más amplio. Las enseñanzas que ha dejado la pandemia a estos dos sectores deben dar las directrices para el resto de la sociedad. Se debe estar dispuesto a cambiar, evolucionar y adaptarse constantemente.

Visto en contexto; la sociedad no estaba preparada para enfrentar una crisis de magnitudes similares. Aun así, es fundamental resaltar que se lograron avances significativos en las herramientas digitales que seguirán siendo base para los próximos proyectos que se emprendan colectivamente. A pesar de que la emergencia sanitaria nos alejó físicamente uno del otro, provocó que nos acercáramos como nunca antes lo hicimos; como sociedad. Muchas personas han entendido que al cuidarse no solo lo hacen por sí mismas, sino por quienes les rodean. Sin embargo, aún nos encontramos en un momento crítico para la comunidad. Aunque es evidente que la vacuna para mitigar el COVID-19 es una realidad, gran cantidad de personas han bajado la guardia ante la amenaza latente que aún presenta esta enfermedad. Por tanto, debemos seguir atentos, con la guardia arriba; manteniendo siempre en mente que somos un colectivo en el cual todos dependemos del otro. Pues la vacuna llegará, al igual que futuras amenazas, para las cuales debemos estar preparados y enfrentarlo de manera similar; unidos.

Luisa Alejandra Mantilla - María Alejandra Solano

Fonoaudiología - UDES

Universidad de Santander - UDES

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