La Fiesta de la Lectura: lo simbólico de buenas prácticas que generan aprendizaje

Rememorar el paso de la Corporación Gestión y Acción Social por la  Fiesta de la Lectura significa tener la oportunidad de revisar todas las acciones que a lo largo de ocho años y en distintas regiones del país fuimos realizando en lo pedagógico, lo metodológico, lo creativo y lo lúdico con el fin de formar y acompañar a los agentes educativos del ICBF en la promoción y fortalecimiento de los procesos de lectura, los lenguajes y expresiones artísticas de las niñas y los niños en primera infancia y tratar de seleccionar las más significativas.

En esta selección, recordamos muy especialmente como en 2014, en la región Ocre y más concretamente en el Valle del Cauca, se contó con un elemento pedagógico que se convirtió en la metodología más importante y que daba forma e introducción a las jornadas de formación presencial que fueron los laboratorios municipales.

Nos referimos al valor simbólico de las actividades que se realizaron durante los laboratorios y que se convirtieron en momentos importantes pues generaron aprendizajes significativos. Durante estos momentos simbólicos se hizo recordación, se ampliaron los sentidos y las percepciones y, al tiempo de vivir lo estético se aprendió sobre ello.

Se trató de movilizar, motivar y estimular a estas mujeres que ingresaban por primera vez en la experiencia estética para lograr que se sensibilizaran y abrieran sus sentidos al aprendizaje y al reconocimiento de la diversidad de prácticas pedagógicas que luego transformarían su manera de ver a la infancia y su quehacer diario al interior de las Unidades de servicio.

Los momentos simbólicos a los que se alude son tres:

-Creación de la cápsula del tiempo: Este momento abrió el primer laboratorio y, por ende, la formación presencial del diplomado Fiesta de la Lectura en 2014. Después de un recorrido por lo sensorial, el juego y la oralidad, se recogieron expectativas, preguntas o sueños que las agentes educativas tenían frente a la estrategia para guardarlas en una cápsula del tiempo a la cual se volvió al final del proceso de formación presencial.

-Creación de la Manta de las historias: Con retazos de tela de diversos colores y texturas en los que las participantes plasmaron en dibujos, bordados, fotos y otros recursos sus experiencias se construyó la manta que es, al mismo tiempo, un gran libro que pretende recoger de las agentes educativas sus aprendizajes y experiencias.

-Cierre: Este momento es una puesta en escena para las agentes educativas y realizada por el equipo de formadores que termina en la lectura de la cápsula del tiempo, una vuelta al principio que nos permite evaluar el proceso y progreso que las agentes tuvieron y que lograron los formadores.

El hacer parte de estas experiencias simbólicas, permitió que las Agentes educativas vivieran de manera desprevenida el aprendizaje. Manifestaron haberse sentido como niñas y saber que lo que ellas sentían: la emoción de la lectura en voz alta, el juego y la experiencia con los lenguajes de expresión artística, era algo que debían sentir los niños de sus Unidades de servicio. La mayoría dejó de lado las plantillas prediseñadas y la vieja costumbre de imponerles a los niños los colores con los que debían trabajar; reconociendo a la infancia como pensante y con derechos de participación, reconociendo que el niño se expresa por medio de lo que plasma, que es su escritura, dieron paso al dibujo libre, a la libre selección de los materiales y al hecho de exponer sus creaciones.

Al movilizar sus sentidos frente a lo estético en la literatura infantil, las agentes educativas han reconocido el valor del libro, así las vimos fortalecer sus redes de apoyo para ampliar sus materiales de lectura: empezaron a buscar libros en préstamo en otras unidades de servicio, a usar las bibliotecas públicas y a gestionar donaciones con alcaldías y la comunidad.

También fortalecieron el trabajo con las familias haciéndolas partícipes de la ambientación de las unidades de servicio y la creación de los rincones de lectura, elementos importantes que juegan con lo simbólico como elemento que despierta los sentidos y genera nuevos ambientes para la experiencia del aprender, de disfrutar y de vivir el ambiente pedagógico.

Los espacios participativos fueron planteados metodológicamente acordes con las características propias de cada región, cultura y entorno social. Las dinámicas que se implementaron hicieron que las Agentes Educativas cantaran, actuaran, jugaran, rieran, leyeran y representaran personajes y se integraran en ejercicios creativos promotores de la sensibilidad.

Aprendieron a socializar lo que crearon y a expresar sin temor, pensamientos, ideas y nuevas propuestas, tejiendo nuevas experiencias significativas. Ello les permitió a las agentes educativas retomar sus conocimientos y experiencias acumuladas y hacer de dichos saberes, herramientas para el desarrollo de procesos formativos en las unidades de servicio, suscitando, además, la estimulación de la capacidad creativa como base fundamental que les permitió tomar elementos de su experiencia cotidiana para elaborar producciones artísticas que sirvieran de herramienta de trabajo en sus unidades de servicio.

En conclusión, se considera un aporte de vital importancia el uso de lo simbólico como metodología de aprendizaje que despierta sentidos y prepara el alma para las nuevas experiencias, sobre todo para las experiencias que nacen a partir de la literatura y los Lenguajes Expresivos Artísticos, esas que pasan por el corazón y movilizan al ser humano, las que son principales pilares de su desarrollo.

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