Una aproximación al trabajo de campo en procesos sociales

El trabajo de campo es una herramienta que facilita los procesos adelantados por áreas de las ciencias sociales, también es muy difundido en las ciencias naturales. Básicamente, es el que se hace en el lugar de los hechos y puede estar orientado a la investigación o al desarrollo de programas que requieren la participación de diferentes grupos o comunidades, con el fin de construir, conocer o incidir.

Muchos son los ámbitos laborales, donde se efectúan trabajos que implican el traslado hacia otro lugar o lugares, para la ejecución de las actividades, sin embargo, en este texto, se abordará el trabajo de campo, muy característico y herramienta fundamental en las disciplinas sociales, en el que además del desplazamiento, se requiere la interacción interpersonal con otros sujetos, de quienes, en muchos casos, depende el logro de los objetivos.

De la misma forma, es importante tener presente que, en la actualidad, el trabajo de campo se ha visto trastocado por la pandemia. En este sentido se han generado variaciones en el relacionamiento, como dificultades que van desde la prohibición de reunión, materializadas en los confinamientos y cuarentenas decretadas por los gobiernos, atención y ejecución de normas y protocolos de bioseguridad a la hora de los desplazamientos y reuniones, disminución de cantidad de personas en las actividades o incluso la negativa a reunirse, generada por el temor a contagiarse, por parte de las comunidades.

Sin embargo, el desarrollo de una actividad laboral, que implica el desplazamiento e interrelación, es una tarea que, a simple vista, pareciera sencilla, no obstante, muchas son las implicaciones que se deben tener presentes a la hora abordar las comunidades, los territorios y la multiplicidad cultural, en otras palabras, hay que entender y conocer los códigos propios de cada zona.

Al estar en terreno, sitio que no es el lugar habitual, es necesario leer el territorio, a partir de información obtenida sobre el área; además, juega un papel muy importante la capacidad del profesional para adaptarse, para tener una mirada mucho más amplia del contexto en el que se mueve. En este proceso es vital, escuchar de forma reflexiva las voces del entorno, con el fin de evitar caer en conjeturas y actitudes que en vez de facilitar los procesos los obstaculicen.

La intervención en lo social supone un reto de interacción y construcción. Cuando se habla de “lo social”, quizá la mente de inmediato se llena de tantas palabras, y es precisamente ahí, en el que recobran un valor muy importante esas habilidades y competencias profesionales, que permiten balancear y evaluar varios escenarios, de una manera rápida y eficaz.  De acuerdo con uno de los conceptos de las teorías  sociales,  referenciados por  Alba Luz Campos Aldana, el alcance de lo social abarca diferentes sectores o “dimensiones sociales como la  educación, la vivienda, la salud, la seguridad social y los servicios sociales, cuyo desarrollo permiten mejorar los niveles de vida de la población”, es necesario tener claridad de cuál es  la dimensión en la que se ubica el profesional, así como la incidencia de las demás variables, para llevar a cabo el propósito.

Dada la complejidad y los retos que a diario asumen los profesionales del área social, a continuación, se destacan algunas habilidades que facilitaran el buen desarrollo de las labores en terreno y el alcance de los objetivos:

En primer lugar, la Capacidad de adaptación, el profesional debe tener la destreza para de alguna manera de mimetizarse con el entorno, de familiarizarse, de comprender por un lado los procesos que lidera y como se perciben en el territorio, así como los comportamientos propios de cada lugar y los meramente inherentes a su acción social. Esta capacidad lleva al cambio y a la flexibilidad.

Vale la pena citar a La Asociación Americana de Psicología (APA) quien define este concepto de manera muy sencilla, como “la capacidad de dar respuesta apropiadas a situaciones cambiantes. Esto requiere, por encima de todo, ser capaces de variar nuestros comportamientos, pensamientos y emociones”.

Sin duda alguna, otro factor fundamental es la escucha activa. Es necesario comprender al otro, analizar el discurso, tener paciencia, lo cual implica no solo oír sino atender e interesarse por lo que se está escuchado, es otro nivel de escucha que no se limita a lo que el otro expresa verbalmente.

Por otra parte, es esencial el buen uso de las palabras, estás retoman un valioso sentido en la medida que, cuando se sabe comunicar ideas, se usan los vocablos correctos, la información se presenta de forma clara, concreta y se evidencia legibilidad conceptual, el mensaje puede ser más fácilmente entendible por el receptor. En esencia, el éxito de la comunicación se centra en la manera de cómo se interactúa con el otro y como el otro recibe el mensaje.

De la misma manera, la comunicación asertiva suministra las herramientas para evitar la agresión, la discriminación y la polarización. En la conferencia Importancia de la comunicación asertiva en el mundo laboral, de la Universidad cooperativa de Colombia, 2015, resalta a “la persona que se comunica asertivamente, por cuanto expresa en forma clara lo que piensa, siente o necesita, teniendo en cuenta los derechos, sentimientos y valores de sus interlocutores. En este contexto cobra gran importancia el reconocimiento y el respeto hacia los demás.”

Ahora bien, otro pilar fundamental en el proceso, es el respeto; protagonista indudable en las relaciones sociales. Se trata del reconocimiento y el valor que se lo otorga al otro, independiente de títulos, clase social, etnia, entre otras variables, es sencillamente valorar a los demás y considerar sus derechos. Es muy importante el respeto por la cultura, los usos y costumbres propias de cada región, dadas las variadas expresiones y normas intrínsecas de cada entorno.

También, se debe tener presente la Capacidad de negociación, que consiste en ser flexible, tener la habilidad de ver no solo las opciones a y b, sino las c y d. Es buscar alternativas pensando en el otro, también es tener el pensamiento abierto para otras posibilidades, además de pensar de manera ágil, en el abanico de posibilidades, buscar las más conveniente, para las partes.

Por otro lado, cobra especial importancia la Organización, hace alusión a tener claro el objetivo y que elementos se requieren para alcanzarlo; antes, en el desarrollo y después del taller, reunión o actividad. El trabajo de campo implica salidas, visitas, traslados, relacionamiento, en algunos casos siempre con diferentes personas o en otros con las mismas, en todo caso es imprescindible tener todo bajo control, en cuanto a soportes y evidencias se refiere, muy difícilmente se encontrará el mismo grupo nuevamente, lo cual implicaría un retroceso.

Además, el Ser coherente, entre lo que se piensa, se y se hace, será mucho más fácil lograr el objetivo si las personas perciben credibilidad y honestidad. Somos seres sociales y no solo nuestra voz habla.

Y finalmente la creatividad, que supone la capacidad de solucionar cada una de las diversas dificultades que a diario se presentan, usando los recursos disponibles.

En conclusión, el trabajo de campo es interacción y supone muchos retos y grandes desafíos. El profesional social debe acudir a sus características personales y profesionales, para lograr sortear todas y cada una de las distintas situaciones que a diario se presentan, hacer uso de las habilidades anteriormente descritas y de otras que muy seguramente le ayudarán a cumplir con los fines trazados, en el proyecto, programa o investigación.

Claudia Patricia Mendoza López

Claudia Patricia Mendoza López

Coordinadora de proyectos sociales - Gestión y Acción.

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